NOTICIA

20 de Enero de 2014

De Juan José Díaz-Portales Buitrago

El partido de 3ª División entre el Manzanarescf Manzanarescf y la UD Socuéllamos presentaba este domingo un atractivo duelo en las porterías con dos de los mejores cancerberos de la categoría, y los dos, manzanareños. Javi Torrente Esteban defendía la meta local y Antonio José Ruiz Caba la del Socuéllamos. Desde los tiempos del mítico Salvador Pacheco (Atlético de Madrid 1932-1936 y Real Madrid 1941-1942), esta ciudad ha sido cuna de grandes guardametas. Torrente y Ruiz Caba mantienen esa categoría, como demuestra su historial deportivo. Había ganas de ver en el "José Camacho" a Ruiz Caba y él tenía ganas de estar bien ante sus paisanos y familia. El mayor dominio del Socuéllamos en la primera parte hizo que en el duelo particular de porteros fuera del lado de Torrente, que estaba haciendo intervenciones de mérito, a pesar del gol encajado. Ruiz Caba tenía poco trabajo. Hasta el minuto 37. Entonces salió a por un balón dividido al área por el que también luchó Edu Olivares, que golpeó involuntariamente en la cabeza al meta, que quedó conmocionado en el campo. Fue en el mismo área que -siendo yo un niño y con el campo de tierra- vi cómo le partían la pierna en una salida a otro gran portero, Miguel Márquez. Y en la misma que le partieron también la tibia y el peroné, en los años 90, a Julián Solera en una salida del portero del Conquense. Este domingo reviví aquellas sensaciones. Tras varios minutos atendido en el terreno de juego, Ruiz Caba fue cambiado y continuó tumbado tras la línea de fondo a la espera de un ambulancia que no llegaba. Terminó la primera parte y durante el descanso el portero seguía conmocionado sobre el césped artificial. Fue emocionante ver cómo compañeros y aficionados se acercaron y prestaron sus abrigos y chaquetones para arroparle en tan fría tarde de enero. Un enfermero manzanareño que estaba viendo el partido tranquilizó a los presentes, incluidos su padre, hermana y cuñado. La camilla por fin llegó para evacuar a Ruiz Caba al hospital, a quien pusieron un collarín. Casi veinte minutos después abandonó el campo. "¡Vamos Antonio!", "¡Ánimo!" se escuchaba en la banda. Desgraciadamente así terminó así este duelo entre porterazos. Antonio José se la jugó para defender su portería. Su equipo ganó 0-2 y le dedicaron la victoria, pero eso era lo de menos. Sirvan estas líneas y algunas de las fotos que tomé para homenajear a los fútbolistas modestos y, particularmente, a estos dos grandes porteros de Manzanares. Sirva también para reclamar, por muy modestos que sean, una atención de urgencia más inmediata. Con el Hospital a 2 minutos, resultó incomprensible la tardanza del ambulancia mientras un deportista pasaba tanto tiempo conmocionado en el suelo.

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